Ángel es de esas veces que uno piensa en que existen los milagros. Era un domingo rutinario, llegar a la colonia, revisar que todos estén bien, comida y agua fresca, el calor de este julio 2020 estaba siendo agotador y de repente, ves asomar un cuerpecito pequeño mirando hacia arriba y maullando muy flojito como esperando algo. A veces se acercan nuevos miembros de otras zonas solo para comer latita rica, luego se van y algunos vuelven otros nunca más. El caso de este pequeño fue un poco distinto porque de repente subió hacia una verja que separa el recinto de la colonia y la calle e hizo la intención de salir a saludar. El peligro de salir es que hay 4 carriles de carretera justo después del muro y el pánico a que le pasara algo hizo que le cogiera enseguida sin pensar en nada más. Desde el minuto 1 se dejó hacer, puso un poco de resistencia en el transportín pero al momento de estar en un hogar no paraba de ronronear. Es un gato muy dulce, juguetón, le vuelve loco la comida húmeda, la comida de humanos, la comida en general, no tiene fin. Se deja coger, acariciar, medicar, lo que haga falta, tanto es así que ponerle ese nombre no fue difícil. No es un gato callejero así que o bien le han abandonado o se ha perdido. Ahora solo necesita un hogar en el que hacer felices a todo aquel que viva con él. Por cierto, se lleva como alma gemela con Rómulo, es el único hermanito de los Romanitos que aún no está adoptado y por edad les hemos juntado para que jueguen. Ahora con 5 mesecitos que tienen ambos son como uña y carne y sepárales supondría al menos para Rómulo otro disgusto más. Nos encantaría una adopción conjunta. Son ambos maravillosos. ¿Queréis conocerles? No os arrepentireis.