No sabemos si Mohamed Alí, cuándo mira a Choli con sus ojitos medio cerrados, se sentirá reconfortado mientras le canta una nana, entre toma y toma para que se relaje, porque apenas puede tragar y sus bibes se llevan más de una hora de paciencia y profundo amor. Pensamos que sí, que él nota todo eso y por eso sigue luchando como un campeón, como su nombre indica.
La historia de nuestro Alí puede resultar increíble, pero es cierta.
Su mami, Asia, a la que llevamos meses intentando capturar, que no logra sacar nunca adelante a sus camadas, pero que se emplea a fondo como madraza sin tener suerte; no le abandonó, pero supo en qué estado se encontraba y jugó todas sus cartas para salvarle.
Hace unos días dejó a los pies de su alimentador a su pequeño, su anciano alimentador no sabía por qué lo hacía y se quedó profundamente consternado. Al ver que alguien se acercaba, Asia tomó a su bebé y lo puso a salvo. A los 3 días, lo volvió a hacer, de nuevo, a sus pies, ella vigilaba a una distancia prudencial, como queriendo decirle algo. El anciano nos llamó y, afortunadamente, uno de nosotros estaba por la zona, nos acercamos y vimos en qué estado estaba el pequeño, otra noche más y no habría sobrevivido, nos lo llevamos de inmediato para tratarle e intentar que comiese algo.
Esta historia increíble de una madre pidiendo ayuda, no es tan extraña, ellos confían en quién saben que no les puede hacer daño.
Asia confía en Luis, pero desgraciadamente, en nosotros, no. No podemos cogerla, no podemos hacer que deje de sufrir por sus camadas que no prosperan.
Pero sólo te prometemos una cosa, Asia, no dejaremos de intentarlo nunca…
Lucharemos por tu bebé hasta el final. Con estas palabras, muy al principio de su nacimiento nos encontrábamos en esta situación, su bebé apenas tenía un hilo de vida pero afortunadamente salió adelante y ahora está así de maravilloso, es una panterita perfecta, por dentro y por fuera, su mami logró salvarle, ahora, le toca demostrar que lo que aprendió de su madre, lo devolverá con creces a quien sepa darle un hogar definitivo. ¿Eres tú?