La rutina diaria en la colonia es acercarse, revisar que todo esté bien, poner comida blanda, rellenar pienso y poner agua limpia, esa mañana del sábado no era intención acercarnos a la colonia sino luego por la noche, cuando todo está más tranquilo y salen todos a recibirnos pero había una gatita que llevábamos varios días sin ver y al preocuparnos decidimos cambiar la rutina y acercarnos por la mañana. Al llegar, vimos a la gatita desaparecida pero nos esperaba otra sorpresa, un pegotito de pelo mirándonos con cara de pena y al hablarle maullaba levemente, así que nos acercamos suavemente y con mucho tacto le cogimos por donde cogen las mamis a sus crías y era como coger un saquito pequeño de arena, se quedó inmóvil sin rechistar y directa al transportín. Luego ya, con tranquilidad, sacamos a esta pequeña y nada más cogerla empezó a ronronear, aquello nos dejó alucinados, después al llegar al veterinario se dejó hacer de todo y lo que estaba es muy desnutrida e hipotérmica. Han pasado muchos meses desde aquel día tan especial para ella y para nosotros. Al día siguiente de su rescate, vino un temporal de frio, viento, lluvias, era el mes de noviembre de 2019 y aunque han pasado varios meses, ella sigue siendo muy cachorrita, juguetona y muy muy cariñosa, pero a quien adora por encima de todo es a su compañero gatuno, UNO, con quien compartía colonia y hogar de acogida, por lo que creemos que son inseparables y no deberíamos separarles. Uno tiene un carácter más tímido que Eclipse, a pesar de eso, es un gato que cuando coge confianza se deja mimar y le gusta recibir cariño. Uno es un rubio espectacular por fuera y por dentro y es que su timidez la vence rápido con un poco de juegos y esas latitas ricas que son su perdición. Eclipse aún no tiene el añito de edad y Uno apenas lo ha cumplido pero siguen siendo juguetones como si fueran unos cachorritos. Han crecido desde que los rescatamos, ya es hora de que formen parte de un hogar definitivo. No os arrepentireis.